Pánico y Locura en la cocina
En lo que viene siendo una muestra más desl descontento que ambas perosnas tienen respecto del trabajo realizado, sobre todo del licenciado de la Cruz, tuvieron el consuelo mínimo, pero urgente, de no ver por el suelo la fina vajilla que le fue regalada por Raul Alejandro, tío abuelo del marido de doña Francisca.
La siguiente foto da cuenta del lamentable estado en que quedó el mueble colapsado.
Ya en la mañana, y mientras fueron colocados todos los libros de cocina que doña Francisca Morales posee en la segunda repisa, se pudo constatar que la estructura de soporte que representaba el pilar de acero, no contaba con el elemento soportante que diera la real firmeza que dicha estructura necesitaba, y que fuera anunciada por el maestro César durante la petición del cilindro ferroso.
ESta instantanea, captada por nuestro fotógrafo estrella, da cuenta de los míseros clavos que sujetaban el pesado armatoste a su homólogo café. Claramente dicha estructura no estaba preparada para soportar el peso que vería cargar.
Francisca y José Miguel jamás imaginaron la debacle que el destino les depararía en el hermoso paraje que el ajedrez de su cocina les esatba preparando. Según fuentes de Palacio, incluso después de la limpieza de rigor en el damero de baldosas, la superficie sigue siendo pegajosa, como antónimo presagio de los sinsabores que una mala obra pueda causar en la vida cotidiana de una familia honrada y trabajadora.









































